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sábado, 30 de octubre de 2010

¿Quien defiende los intereses de los Andaluces?


El pacto del Presidente del Gobierno de España con el PNV y con CC, consistente en asegurarse sus 8 diputados para sumar la mayoría (absoluta) con la que sacar adelante el proyecto de presupuestos para 2011 más perjudicial para las clases trabajadores en general y para Andalucía en particular, pone en evidencia de forma rotunda la tragedia que significa que Andalucía carezca de representación propia en las Cortes Generales, en el Parlamento Europeo y en nuestro propio Parlamento. Tragedia para nuestra tierra, que es sistemáticamente olvidada en los debates parlamentarios y consecuentemente en las políticas del “gobierno de España”, pero desastre también para la consolidación de una estructura federal del Estado Español basada en la igualdad de derechos y en las diferencias identitarias de cada una de los territorios que forman actualmente el Estado.

Este pacto significa comprar votos a cambio de privilegios. En el caso del País Vasco se ahonda además sobre una situación estructural de privilegio ya que el Concierto vasco proporciona de forma automáticamente mayores recursos al País Vasco dado su mayor nivel de renta hasta el punto que de facto no contribuye a la solidaridad interterritorial o interpersonal en España (como se desprende de la lectura de las Balanzas Fiscales presentadas en 2009 por el Ministerio de Hacienda). Además muestra el camino para la burguesía catalana, justo ahora que CIU presenta como núcleo de su proyecto trasladar a Cataluña el modelo de concierto económico. La naturaleza confederal del concierto económico es tan importante que su referencia ha sido el caballo de batalla del PNV en las negociaciones para la valoración económica de las políticas activas de empleo hasta conseguir que se le asigne una cuota del 6,24% (lo que representa el peso de la economía vasca en España) y no el peso de su cuota de paro que es del 2,36%. Este nuevo acuerdo avanza en la contrarreforma del modelo de Estado potencialmente federal que Andalucía conquistó el 28F. Ahora se impone un modelo que conjuga una parte confederal a la medida de las burguesías vascas y catalanas con el neocentralismo en el resto del Estado español.

Este modelo basado en la desigualdad territorial se suma a desigualdad social que impone los presupuestos para 2011, por eso no es casualidad que la pérdida de solidaridad interterritorial e interpersonal vayan juntas. La representación política de Andalucía jamás podría aprobar estos presupuestos porque van contra las más débiles de los cuales la mayoría son andaluzas y andaluces. Son tiempos de escasez y las burguesías Vasca y Catalana no quieren que parte de sus rentas vayan para los pensionistas y parados de las zonas más pobres del Estado.

Los presupuestos para 2011 van a condenar a millones de ciudadanos al paro secular y a Andalucía a un destino incierto y oscuro. El recorte de gasto social sin precedentes, el aumento de la edad de jubilación, la bajada generalizada de salarios públicos y privados, el ciego tijeretazo del 38% a las inversiones en infraestructura y la ausencia de un plan sobre los ingresos públicos que afronte el fraude fiscal sin parangón en Europa, reponga los impuestos sobre las rentas del capital y el patrimonio y ponga precio a la contaminación y al derroche de recursos, en el entorno de paro anteriormente descrito, solo puede conducir a una aguda recesión en el 2011. El pretendido ahorro público se perderá entonces en el pago de los intereses de la deuda y en los subsidios de desempleo que incluso podrían reducir su cobertura a un 50% de los parados.

Los partidos centralistas (PP y PSOE) han comprado, en el periodo del desarrollismo, la renuncia del Pueblo andaluz a su propio poder a cambio de un espejismo. Hemos permitido que los que no creían en nuestra autonomía gobernasen en la Junta, en las Diputaciones y en la mayoría de los Ayuntamientos. Y ahora ¿qué hacemos? Cuando mas necesitamos poder propio para salir de esta crisis que está arrasando a la sociedad andaluza nos encontramos sin fuerza, sin instrumentos para influir en las decisiones económicas tan importantes como son estos presupuestos del 2011. No podemos seguir mirando para otro lado, hay que gritar para que lo oiga todo el mundo: necesitamos una fuerza política andaluza propia que obligue al gobierno de España a que tenga en cuenta a Andalucía en todas sus decisiones, lo que implica, además, que al ser un territorio que necesita de solidaridad y no de privilegios, impregne de solidaridad todas los políticas: Sin una fuerza política propia, Andalucía jamás tendrá poder y sin una Andalucía en igualdad con el resto de los territorios, el Estado español jamás será una estructura federal ni podrá tener políticas de izquierdas y verdes. El desapoderamiento de Andalucía ha sido la condición para la derechización de la respuesta a la crisis.

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