Se cocina plato de lentejas | JoséCalvoPoyato

Al señor Valderas se le ve exultante tras los resultados electorales conseguidos por Izquierda Unida
La Biblia nos cuenta que un día Esaú regresaba a casa tan hambriento —ha de suponerse, para entender el evento bíblico, que el hambre de Esaú tenía que ser como mínimo canina— que, por un vulgar plato de lentejas, cambió a su hermano Jacob nada menos la primogenitura, algo fundamental en la línea sucesoria del patriarcado del Antiguo Testamento, que le correspondía por ser el hijo mayor. La expresión «se ha cambiado por un plato de lentejas», que se utiliza, cuando se alude a que se trueca algo de poco valor por un bien poco menos que inconmensurable, pueda tener este origen.
Pues bien, estos días se cocina entre bastidores el plato de lentejas que desean los hambrientos de Izquierda Unida —aclaro para los maliciosos que lo de hambrientos está referido al hambre de poder o de tocar pelo como dicen los taurinos— y cuyo adalid es su secretario general, Diego Valderas Sousa, quien afirma que Izquierda Unida y el Partido Popular se asemejan al agua y al aceite, en el sentido de que resulta imposible un acuerdo entra ambas formaciones. Me parece razonable, dadas las abismales diferencias que, tanto en el terreno ideológico como en el práctico, separan a ambas formaciones. Sin embargo, se olvida el señor Valderas Sousa, cuya memoria parece ser extremadamente frágil, que su persona fue aupada a la presidencia del Parlamento de Andalucía —presidió la institución entre los años 1994-1996— gracias al acuerdo alcanzado en la primera de dichas fechas entre comunistas y populares. No hubo entonces la menor dificultad para que combinaran el agua y el aceite, que el señor Valderas utiliza como metáfora para explicar la imposibilidad de alcanzar un acuerdo con la derecha, y tampoco permitir que, en su condición de fuerza política ganadora de las pasadas elecciones, asuma las tareas de gobierno.
Al señor Valderas se le ve exultante tras los resultados electorales conseguidos por Izquierda Unida en las elecciones al Parlamento de Andalucía y ante la posibilidad de ser quien cocine el plato de lentejas. Pero en casa del pobre la felicidad nunca es completa y, salvo que se trate —cosa que no creo— de una añagaza, antiguos prohombres del comunismo como Julio Anguita, Felipe Alcaraz, Luis Carlos Rejón —hoy fuera de la formación izquierdista— o del propio Sánchez Gordillo, diputado electo y amenazante en sus formas y palabras, encabezan una corriente de opinión que no ve con buenos ojos cerrar un acuerdo de gobierno. Afirman que no pueden gobernar con quienes —lo han repetido hasta la saciedad durante los pasados meses— son unos corruptos. El propio Valderas ha comparado en reiteradas ocasiones a socialistas y populares señalando que eran lo mismo, que tanto unos como otros aplicaban la misma política. Supongo que las cosas no han cambiado en estas semanas tanto como para que el agua ¿o será el aceite? que según Valderas, simboliza Izquierda Unida se mezcle con el aceite ¿o será el agua? que representa, otra vez según Valderas a los populares y que, para él, son la misma cosa que los socialistas. ¿O será que quiere ser el aceite y el agua que necesitan las lentejas para cocinarse?
(Publicada en ABC Córdoba el 14 de abril de 2012 en esta dirección)

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